sábado, 28 de diciembre de 2013

¡QUÉ SUR NI NORTE!



Voy a colgar lo
que no sé decir:
el espanto, la desidia
y el fulgor
entremezclados
en una trampa de
fe retrógrada,
a cuestas…

Como siempre la complejidad,
su frase austera de irónico dado.

Qué sur ni norte!
La vida trama en ocasiones el perfil
del espejismo,
su largo hilo de forma perdida.
Todo se vuelve pendiente.

¡Qué acuarela ni acuarela!
¡Qué frase desnuda de la boca!
Qué mañana ni alba!
Qué amor ni camino!

Se ve a veces por el lado
podrido de la existencia,
Por el croquis de su arte
de pérdida;
lo construido se vuelve espejismo
y toda compañía suena a noche,
a polvo y cuervo,
a la forma acabada de la cadena.

Yo soy una parte de tu isla,
la forma compartida de tu falla,
de tu huella desfondada,
de tu cuerpo de hostia machacada.

Soy como vos: la carne
pasajera entre tráfagos indómitos
de sensaciones,
la confusión exacta en el orden
del caos,
el impreciso cuerpo
buscando redención en
la larga pátina de la nada.

Solo un hombre entre sus propios baches,
equilibrio entre cúmulos de deseos

y largos símbolos de sempiternas frustraciones.

ME DIGO



Recaigo en el grado
cero de la escritura,
y rearmo la letra
con la serpiente
perdurable de la emociones,
con las contingencias
abstractas de sus claves.

Arrojo el dogma de mis
ritos repetidos,
depuro lo que me dice,
juego, o intento hacerlo,
con los sedimentos
de quien ha hecho
mella estéril
en el temple de
mi lenguaje.

Depuro lo que me birla
y tapuja,
el velo hablado
de mis sombras mentales,
fantasmas del cruel legado.

Intento el lenguaje cero,
diseñar el salto hablado ante
la roca de mi hipocresía,
la voz en off
que rompa con la inercia
plantada entre espectros
de la memoria.

Me digo: cero
pulsión, tajo, abrir
falo, jugar
retornado, fluye
trastorno, libre, no,
fatal, vértigo, suyo
cadena.
Me digo: hoyo, luz, cavar,
bruto, rígido, iluso
adentro largo, caída,
muro, fragmentos, borde
falso negro, bache.

El efectivo espectro va depurando
Al son de este lúdico ejercicio.

Me digo, intento ser uno hacía
mí, de frente, diciéndome sin
tapujos: goce, odio
trémulo, mortal, final
encallado, border,
frontera, envase,
no señal, lucha,
complejo, falaz,
tinta, perverso,
defensa, instinto,
padre, ya soy, breve
humano, ligero, poema,
tachar, pena, romper,
siervo, sujeto, juez, otro,
quimera, hambre indeleble
de la utopía, pulso, arena
sarcófago, me absorbe, testigo,
mudo, efecto, impreciso, miedo,
ve, corral, caos, flash, brote, se pudre,
acéfalo, anárquico, sordo, dejar,
neutro, ala, silencio.

Me digo y me descubro ante
este poema, en estado puro,
con el ancla en la mano apuntando
hacia los instrumentos viscerales.
Quiero ser pulsión,
mi exacta

claridad fuera de equilibrio.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Fomento de la entraña





Un hilo de fundamento
determinantemente tosco,
un secreto de
filiación de hoy mitigada
entre fracciones
de pálpitos y
ponzoñas de espasmo,
entre rugidos de trino y
cenizas de lasitud.

Es lo que arde
atrapado entre baches
de celdas mentales,
un incisivo temblor
entre caídas de lujuria,
y arrebatos de deseo que
arremeten desde la guarida
del disimulo.

Se menta la memoria
entre fileras de límites
y las fieras del adentro.

Un secreto de tibio rumor golpea
en las sílabas marcadas
del escepticismo,
en lo que yace como
alma de tapujo.

Es el fomento de la entraña
intentando borrar los mapas
de agujero,
las largas hazañas de la niebla,
la espesura indescifrable
de este insistente negro,
de esta indivisa bruma pautada
en  el alimento interior.

Hora del bache,
y el árido cuervo,
de las fibras del pecho
enroladas en cactus de sierpes.

¿Que se hace en medio de la caída?

El tibio rumor y la fiera adentro
preverán,
el verdugo del deseo
siempre se sale con la suya:
dinamita de semilla
en el hielo del velo.


lunes, 4 de noviembre de 2013

Intrepidarse en picos de luz


Redondo lo andante.
Entre dudas de
ontológica niebla
es hoy el asombro el
que cuaja,
la chance que oscila cerca…

Dorar el aire en la espera,
irradiar en la pátina de la
cavilación, intrepidarse
entre las sombras con
el pico de luz que acerca
el secreto de cada instante.

Vararse en el coktail del interior,
trepar por la vasija de enormes
nítidos y espejismos que esconde
el vaivén de nuestra honda huella,
nucleico brebaje de sentido
compuesto de salitre y congoja,
de herramientas magistrales de
latidos y creencia.

Fantástico el pormenor
de este criar entre guadañas
una blanca y sostenida herejía de fe,
de nutrir la vista
ante lo que evidencia
crucial lo sabio de
cada reflejo, el neto
color de lo que aún
no tiene cruz.

Lo que flamea uranio
al son de lo cercano:
corazones de la flor,
del opaco gorrión,
la elástica goma gastada
de este dedo en el teclado
con pasión.

Oscila lejos hoy
la mortaja viva
que intuyo al unísono.

Espero el sol de mañana,
la risa de lo personal
que coagula pleno en osadía,
la mujer que mira con el
elixir despampanante de la pasión,
aquel que bolea el grave estertor
del espanto.
Y el niño, el camino en él
alejando la treta del paso hueco y sudado.
Un proceso viviente que muestra
por dónde madura el gesto cabal,
el aparato noble de su orfebrería.

Resortes de quimera por sobre
el puñal de la ceniza,
el retrato en horizonte visto
desde el son maduro de
de su larga huella,
la que tapa el efecto
madre de toda herida.

Trasciendo en jerarquías
de nutrida luz,
suelto en la austera
resonancia de cada cosa,
omitiendo el bache de la renuncia,
los añejos trajines del pavor,
el juego ambiguo de la
antigua trama.

Es tiempo de rótulos de fragor, es cierto;
de contar a viva pluma
el trajín crucial de estas certezas.
Y no hay azar que se interponga,
ninguno de sus espectros inmediatos.
El encuentro con ciertas contundencias

es llanamente indeleble.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Limpia orfebrería




El alumbrado júbilo de cometer
la misma herejía.
En la masacre del destino de hoy
caminamos por el secreto de su costado,
por el furtivo fragor que se muestra a tientas
cuando uno resuelve solo con la epidemia
humana que obliga hoy, siempre, a la utopía.

El hambre de lo lejos es un mal espejismo,
la carga del error es encontrarse
en el destierro de lo complejo,
buscar la furia de lo que florece
solo en la vorágine inmolada del deseo,
en la cúspide de su designio.

Victoriosos y encontrados
en el gesto leve de lo simple,
hemos hallado la clave
para vernos solo por la hoguera
del pecho, por el quilate
indecible de su joyante color.

Ni máscaras ni paredes en el rostro;
no hay verdugos hechos ni
lacerados latires.

No hay blancos velos, hielos
o monstruos en las formas
del hacer.
La ironía del estupor ha caído y cae
en lo frágil de otras gracias.

Hemos erradicado la distancia vulgar
más allá del temor y de lo que gira
negro en los tiempos de derrota.

Donación de latido,
la orfebrería limpia
de acariciarse a puro pulso.

Hemos sabido ver
la medida de nuestro círculo ardiente,
la calle por donde el paisaje
interior muestra su horizonte.

Sentados en el verde de nuestra raíz
descansamos sedientos el ojo
conjunto en el deposito mago
de las estrellas, en el anclaje de acierto
de su luz.

El alba, el astro y el pájaro a la vista
también proveen para que
se fragüen las plumas
de nuestro vuelo.

La flor, la estación de la mano
siempre a la espera,
la escala de sudor antes de un entero beso
te pueden otorgar la quimera
de un sitio propio, el documento
Indeleble de una rayana visión,
Un destino de pétalos a lo largo
De tus ojos, como el que se ha posado
En los míos, y también en este poema.





lunes, 16 de septiembre de 2013

Andemos en grupo



A Julián, dueño de este título y centro de este grupo.


Resonar en grupo,
perlar la laboriosa memoria
de las largas noches de
palabras de alambre
y jugados latires,
aquellos de verdes hábitos
hilvanando entre tumbas y son
el crudo flash del enigma.

Rodeados ya con una repasada
alianza. No fingimos el venturoso
círculo común que depura y repara
la bruma y la escoria, cofre de
complicidad que esfuma la triza,
que forja el afortunado
hilo de parámetros
donde comulgar.

Retumbando entre pares
por el ovillo largo de la duda,
encontrados en compañía por
la larga patina de efectos y sentidos,
aquellos que vienen podridos o claves,
limpios o duros, como vaho o sobrada claridad.

Cara a cara, paleando hogueras
y sentencias que nos marcan,
armando las formas que descubren
el buen costado de la vida.

Sosteniendo el gesto perdurable,
las miradas de encuentro
entre tejidos de pavores
emanados desde la realidad,
resonando en diáfano por el
humus del camino.
Así el armado de este grupo,
colectivo de semilla donde
siempre florecemos,
el intento del paso
Entre suburbios del abismo.




jueves, 12 de septiembre de 2013

Buscar el alto matiz en la espera



No es por infortunio o infructuosidad
tampoco por indesurdible ineficacia,
es por el atragantamiento de dios,
por el sentido que se apaga siempre
en el apogeo de su definición.

Entre entera fluctuaciones
funciona la trampa de lo que somos,
efecto del fundamento entre
costras de destinos erráticos.

Es por el centro farsante,
la desidia y la torpeza del ser
funcionan entre marchas
de un silencio acabado,
treta del polvo que no
se compadece.
Va a cesar? No!
El tiempo de la certeza
recubre su forma
en la espontaneidad de la espera,
compuestas de pequeña belleza:
la flor, un niño, el amor,
la confusión entre laberintos
del deseo, una melodía de vuelo,
el alba y su decidida luz
siempre insondable.

El hombre vive entre
halos del largo
trastabillar, verdugo de
sí mismo subsiste
tocando a tientas
la búsqueda de su
propia razón.
Cúmulo de ambivalencia
que trae consigo
el perplejo quehacer
de la vida,
amalgama de rango
sospecho, indefinido.

La hipótesis resuelta del pájaro,
un niño entorpecido de nobleza,
el amor y el color
áspero de sus designios.
En la espera escupimos a dios

mediante estos altos matices.

Escuela adentro




¿Cuál es la condición
para ser formato hombre?
¿Cuál la sentencia
que medita entre
contornos de la
limpia sanción?

La mente busca semillas
de liberación por donde
enraizar títulos de certeza,
los que fluctúan entre
escenarios de cultos
de forzada sospecha.

También el impulso
está hecho de impacto
y fealdad,
de trabas salvajes
y largas líneas de zozobra,
epítome arrojando el largo
refrán global de lo humano:
siempre el dado intempestivo
entre giros del azar.

¿Por qué siempre violentar la estética?

A veces el pájaro de adentro se pierde
en las posibilidades de su vuelo,
la guía se vuelve inusual, se agotan los efectos y
El color de las influencias.

También somos suburbios de la belleza
el hecho posible del fondo evanescente,
un vomito visceral empañando el camino,
la huella fuera del dictado ícono.

El violín de la costra
a su tiempo raya nuestras cuerdas,
somos a la vez yuyo y humo,
Arena y umbral,
el ritmo claro y el desafinado hueso.

¿Cómo se palea el libreto verdugo
de la eficacia?

Predecible, servil,
domesticado,
cívico, evolucionado,
cargo, rentable,
solución, feliz,
raíz, sentido,
material y consumo,
ideal y el prolijo gesto,
el hombre en sistema,
el fruto automático, la llama
entonada entre costuras de hielo.
Desear, desear y desear,
repitiendo esta honorable receta
uno se hace formato hombre.

Ante el eco del error propuesto,
que se me permita la fealdad!
la falta de eficacia,
el mareado vuelo,
la autentica legitimidad
de ser duda interior,
la sospecha de todo balance,
escuela propia
donde prefiero
inmolarme.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Afán del poema



A Julián, a José y a Iván, que leen, hacen y son el poema.

Se verá: la poesía
no evade tocar el sentido,
lo gesta y lo afirma,
a veces con la forma
nítida que se forja
en el brebaje de luz de la palabra;
otras, a puro pulso de intuición,
con la trama de indómita percepción
y la lírica intratable de su efecto.

Abre la larva de la vida
intenta el halo intacto que
rige en la mariposa,
busca abrir el afán del pulso,
dar el salto entre los tópicos
de ser que agusanan.

Revuelve hasta encontrar
la inspiración de la entraña,
enhebra ilesos entre el pecho de la
sangre en estado de euforia
o revelación.

Letra en el bache.
el poema es el
latido dicho
con el costado indecible
de su son, color hondo
figurado como vestigio
de sabia adentro, paisaje
de raíz que se vuelve
mito táctil en la
escena del lenguaje.

Se verá: el poema
es el puñal que abre
el camino de la lengua,
el brillo inédito de sus orillas;
juego de transgresión
usando paso y camino,
el añejo canon que nos
rasga como trama de virtud
como invariable fulgor,
como clave de magia dada.

De la patina verdadera del poema
salimos con el vocablo de la miseria lavada,
nombrando los límites que nos doran y vulneran,
purgando la mezcla entre
el jardín y la tumba interior,
arrojando luces y sombras,
arena y la costra que nos silencia.

Pateando el polvo, arrasando con
El peso de máscaras, salimos de la poesía;
buscando el desnudo de nuestro reflejo
el espejo probable que nos sopesa.


Semilla en la x del rostro adentro



Dar el salto,
Cambiar la escena,
Romper con este ritmo
Intratable de off perturbado,
De vacío de patio de fe.

Dar el puñal a este vaho
De amasijo de cólera,
De búsqueda cuerpo a cuerpo
Del inhallable equilibrio.

En los días de inercia y
Encajada mugre hay que
Arrasar con los acuerdos
Del desastre, con el hedor
Que rumia en los papeles
Del adentro y del afuera.

Abrirse al perdón,
Avanzar con luz sobre
El óxido de la sangre,
Mirarse al espejo y buscarse
El verdugo, el espectro
De la falla,
La alta máscara añejada:
Parálisis asentado en la
Clave del desnudo.

Dar el salto,
Lamer la costra del ojo,
Abrir la visión y ver por
Dónde viene la tierrita,
La agria legión de estatuas de polvo.

El hambre del poema proveerá,
Dirá la piedra incrustada
O la hará metáfora,
Desoirá el diamante
Del horror y escuchará la raíz
Entre girones de la duda.

En días de inercia
Será el poema el salto
Entre la asfixia, la palabra
Que me escuche en intersticios
De interrogación,
Será la semilla…
La semilla del trazo
En la x del rostro adentro.


sábado, 7 de septiembre de 2013

Canto clave



Cumbre, el hilo de tu
luz se da a la forma.
Fe y destino se tocan
en el ala donde
enhebras tu juego.

Un niño y su claridad pueden
decirlo todo, arropar espantos
tapar el enfermo
hoyo de la ceguera,
dorar ilesos en
en el tapete de lo crudo
que nos aúna desde
el tiempo viejo y
la callada forma.

Nada te teme y a la inversa,
la azabache incertidumbre
no es de tu hambre,
utópico su deseo
ni en las orillas te roza.

El prestigio de
un clave canto se
te hace carne,
la verdad sagrada,
el cúspide sentido…
Eres el largo valle y el
afán de su efecto,
el vestigio de la agalla
cuando aún uno no ha sido
contaminada por el polvo
y la sagrada hostia,
por el miedo al hedor
de lo finito con todos
sus croquis de
perceptiva zozobra.

Infinita, trascendental,
Lo lírico de lo santificado
arrojando el rostro de la certeza
entre lo que se debate
en proximidades del difícil estar.

Un niño jugando puede
decirlo todo,
fundamento, clave y profundidad.
Un juguete y su mano
No enhebran a dios, lo son,
Que no es poca cosa.



Latido



Brota, vegeta,
semilla y a veces
roca.
Estiércol, sombra
Y luz compiten
en el círculo de este
indecible matiz,
paisaje conforme entre
la valla de arena y el
fijo enfoque del insistente pálpito,
aquel que sigue en juego
por el rigor infalible de
su efecto de color a corazonada.

(Aunque lo oscuro crece hoy)

El pecho siempre el la chance,
ante el llamado hipnótico y frío
de la afamada sobrevivencia,
el pecho siempre es seguro.
Ante el viejo entorno de dados,
de jeroglíficos de camino,
es el latido quien marca
El peso del paso, es quien rompe
Con la inmolación a cuestas
de impulso y decisión.

(Aunque lo oscuro crece hoy)

El latido… Ante el crac visto del vilo de temer
Y la manoseada estética presente, el latido es
El hilo en la rosca del ahora que no cierra.

Cuijas de sienes, brotes de mármol,
La holgada veta de lo intrépido de la cáscara;
El ya transita entre tumbas de ser
Y lagos de serpiente, entre costras de billetes
Y un largo croquis de ranqueantes prejuicios.
En contraste, el latido; ante el rodeo de canalla
global, persiste el color a corazonada.
Clave en el río de la bruma y la decadencia.

(Aunque lo oscuro crece hoy)

Tallo y viento masacrados,
La raíz del todo tocando lodo;
visibilizar la mínima brisa
del pecho es hoy lo hondo,
armar barrios de sangre
entre largos pueblos de la herrumbre.

(Aunque lo oscuro crece hoy)


jueves, 5 de septiembre de 2013

El niño



A Ju, Pau y José

Como música cierta
como valle puntual,
como el mejor cielo,
como oasis de vida disipando
lo córvido del ser,
aquel de cáscara y vacío,
de resto y desencanto.

Un niño se hace niño
cuando en su entorno
las formas omiten el juego corrupto,
el trato convicto que masacra su encanto.

Un niño es el hilo que teje la luz,
siempre emblema
de gota de fuego incitando,
un fomento de gloria a la mano,
poderío de santidad entre
encrucijadas y blancos.

Tercamente lo benigno
Metralla de fuente amparando el sentido.

Mano cerca en rodajes sin caricias,
El niño es naturaleza de elogio,
elegía de aire, raíz y el augurio.

Por fuera del atraco atroz,
El niño siempre gira entre
Preámbulos de fruto,
Por la rueda sutil que replica
Belleza evocada.

El niño es
gracia y verdad.
Centro de vida

en la selva de lo humano.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Encontrarse en poema



He encontrado el poema
girando entre el estrépito y la luz
de la voz.
Fue a la hora del silencio encarnado,
entre charcos y metas varadas,
en donde la expectativa se
vuelve incierta y real.

En el tumulto del atragantamiento
de la vida, entre clavos añejos
y porfiados latidos,
entre orbitas de ensombrecidos
estrechos y reales arroyos de paso.

He encontrado el poema
entre la larga y dolorosa
ida de un nombre; también
entre otros que se abren
como empuje y sentido.

Revolviendo velos,
cactus de adentro;
por la obra del largo mirar
que acumula a la vez susurros y caída,
la bruma y el verde tallo.

Armando el boceto abstracto
muralla adentro, su hilo que
resopla en péndulo
afirmación y vacío.

En el ladrido
de lo que fue pétalo,
en la mordedura de
desamparo devenida
desde lo que amé
he encontrado el poema;
entre vallas de largas sombras
y el polvo mordido de cada caída.

Ambajes en palabras
de diafanidad y oscuras
adargas, forjadas
con x y el centro,
con niebla
y destellos de grata
perdurabilidad.

Con rima y ser,
anclado en la
pátina del sempiterno
efecto me ha encontrado
el poema.
Con su depuración de amparo y parálisis:
cocktail de dignidad
donde muero y vivo,
aunque siempre intentando la estética,
¡Siempre!

lunes, 2 de septiembre de 2013

Encontrarse



Todos somos víctimas
del azar a la sombra
de la víspera.
Arena de la arena
y el dios en el fondo
como abstracta brecha,
como bruma y viejo
humo; sin embargo, el día
se compadece entre puertas
inmediatas, entre lo que armamos
tenuemente por el círculo
de la expectativa.

Ver una flor, un hilo de aire
entre el hospicio de las formas,
un pequeño enhebrar en las agujas
del incierto sin ojal.

Encontrarse entre la furia de lo vivo
es ver el misterio en la nimiedad, ver
la raíz no en la letanía ni en el hambre
de lo utópico, sino el lo que abriga
a la mano, en lo que a primera
percepción ilumina: la madre
Intocable por entera donación;
el niño, su vuelo y todo
su invulnerable adelante;
Una mujer; el vino; un acierto;
La obcecada valentía inmemorial
aun en la intempestad de la duda.

Encontrarse en vida es hojear el alba.
Pese a todo undir
y vetos de ser,
hay que forjar la hoja de adentro,
hacerse luna y valle
al son de la intemperie.

Verse en horizonte es
Saber que es él animal
y sospecha, la cuerda
floja por donde nos
Cantamos y disolvemos,
marea del adentro
entre suciedades y visión.

Encontrarse y verse es
saberse semilla en lo
crudo del paisaje.

Enclavarse en la sangre
dada y mirar con sensibilidad,
así es como uno se halla,
acopiando la estética en el
repaso de lo simple,
observando lo que se yergue
como dorada confesión al alcance,
lugar exacto donde la vida se limpia.


sábado, 31 de agosto de 2013

Vaho verdugo



Una inapelable verdad:
tu sombra. El largo y
desafortunado pathos,
tu regocijo dado
entre esperpentos
de tu intemperie.

Largo asco, el cuervo.
El amasijo y el consabido
veneno, trajín de la calavera
otorgada por un dios
obtuso, aquella que se
nombra en escala de humo,
arena y el polvo que te simboliza.

El mal siempre tiene su hora
de implosión, de vaho visto
haciendo su carcomer de latido.

No hay huevo ni vientre,
solo la cadena empujada,
tu cíclico eslabón de
un citado gris, de aquello amargo
que finge y padece
la cierto de su propia máscara.

Cáscara. Inmenso y flagrante
el vacío y tu error, muro de pulso
y plomo que se mece en péndulo
entre lo vulgar y lo helado,
entre lo que sobra y, por decantación, se deshace.

Se te hará para adentro la jarana de tu maldecir,
padecerás por tu trabajado rótulo
de negro, por el matiz hondo
de tu agitado agujero sin rostro,
por tu decir de clavos, de distancia de corazón
y agujas sin puerta.
Serás tu mal explotando,
la hundida adarga en el vórtice
enfermo de tu propia intención:
hoy espectro oscuro como verdugo
De nuestra sangre.


Rigor de fuego

A Paula

Es cierto,
Te he dado desidia y espanto,
calavera y la arena,
la sombra y el hielo,
una rabia de ocaso
entre el gris y el descenso.

El incomunicable pecho,
te he dado en plural
su derribado latido,
la memoria irritada
de su pulso arrasado.

Apagado y el muro,
el tajo y el cuervo,
el desolado inventario
Del seso en quebranto.

Me he dado a ti
difuso y remoto,
absorto en barbarie
y fatald esde el alma;
con el fondo trivial
desde la yaga recóndita.

Es cierto,
me he dado a ti
derruido y con tajo,
desdoblado y podrido,

pero hay una gloria
que golpea entre este
cúmulo de falaces zozobras,
una venido eslpender
entre velos verdugos,
entre cloacas salvajes
y retrógrados calvarios,
entre esta traba de moscas
y cadenas de pulso vil.

Hay una luz sencilla y fatal,
una daga de corazón que rompe
el enclavado amasijo,
este largo invierno de
Granuja en granuja,
De agachada tras agachada.

Una luz, tu voz, la mía en la tuya,
esa intimidad del habla como
Augurio y raíz.
Hay ya
Un fruto radical en el rigor de esta
Intimidada utóctona, hecha a mano,
Un furor símil que ronda
 entre acercados cuerpo,
una coincidencia de fulgor
que se prende entre hilos de son,
un lento acuerdo por vivir

con don de fuego al descubierto.

Serás



Hoy observa nuestra vez
por el trazo que no
tiene adioses,
por el conjuro intimo
de son y vida.
Hoy es el tiempo del ejercicio dorado,
de la intima luz entre
el fomento cerca de lo agreste.

Aunque, bella mía,
naturalmente serás
quebranto y luz
temblor y arena;
serás la x y el centro,
la tierra y el vuelo,
el deseo y sus manchas,
sus ritos horadados
por fragor y vilo;
serás tu sangre con lo
que eso conlleva:
duda y certeza,
el gen entre oasis
y sombra tatuada;
serás la caída y el paso,
el precipicio y el ala,
lo omitido y amado,
el impulso del tallo
entre suelos de azar;
serás el blanco y el negro
contradicción y verdad,
la bruma tremenda
y el rigor de su verdugo;
serás nido y semilla
el vientre y su mano,
tinaja de mármol
y matriz de tu inspirada carne;
serás cierta y arena,
la presa variable
entre acechos de duda;
serás lo que da la mucha furia,
el rostro que golpea
detrás de las máscaras;
serás la entraña doblada
por el brazo del afuera,

Lo que pendula entre lo
que te va quedando y lo
que la vida te saca,
así de sencillo.

Pero volvamos al hoy,
al tiempo dorado,
al fulgor visto,
éste que nos rodea y nos cuida
de la huella cerca de lo agreste.
Volvamos a esta justa prudencia,
A esta comprobación de inmensidad
mutua sin cadáveres y con cielo.
Volvamos que el pozo de la vida
aun no te llega,

Y yo ya voy ya pegando la vuelta.

Vida mayor



Puente.
Un mar de hilos
se enciende
en tu haz devenido
en astro.

El día, viva puerta
y un rigor de don.

Te hago propia,
y es por tu intensa claridad,
por la íntima doradez,
la que te hace vuelo blanco,
fruto de la carne cantando
el son de su mejor página..

Sed, raíz, la verdad leve de
la sangre en vida mayor;
te izas intacta por
fuera de las tinieblas.

Ya lo supe al nombrarte,
al mirarte, había un rayo
de larga rosa y el grillo,
un ala furiosa y un trazo
de color con rastro a salvo,
una mañana y su bautizo de alba.

Ya lo sabía cuando se hizo
pan el primer mecer,
cuando se te hizo comienzo el ojo,
aquel de fuego llano
y bailado augurio,
aquel pintado con un toque
De tráfago ileso, ¡de color celestial afirmo!
Con todo lo que eso conlleva:

Haber visto nítidamente la vida de frente.

lunes, 5 de agosto de 2013

Solo a través de un beso



En el puente de una flor
inoportuna
se muele el fomento
De este balance ¿yermo al final?
De de esta cruz de intemperie
y fruto.

En el fondo de esta claridad
hay una sombra
de nirvana que no besa,
Un vuela de labios que parece irse,
pero solo a través de un beso.

Amor que ronda entre viajes
de migaja y musa,
entre el estertor de su son
y sus entrañas que no cesan.

Un agudo polvo interior
entre contornos de alba;
la  avanzada arruga
en el infinito peso
del entusiasmo.

Una flor inoportuna
es la que se yergue
en el interior,
entre intemperie
y alba,
entre estertor y musa,
entre migajas y son,
entre estas entrañas
de alba que aún no cesan.


martes, 23 de julio de 2013

Vaya osadía

                                                   A Paula

Pude saberte desnuda,
verte clara en el cristal
de la noche que no miente;
abierta en tu nido de coraje,
en el hilo de fragor que te evoca
y reconstruye cierta, definitiva.

Noche de fábula entre
fulgores de cánones ilesos;
de manos exhaustivas
sobre pieles en vaivén
de verso absorto.

Noche sin obstáculos de pecho
entre ritos claves de sed
 y corazones al ritmo de lo perplejo.
Noche de hervores, de frutos
de furia entre acordes de labios
tocándose en el vuelo de su musa.

Puede verte, saberte
en lo letal luego de tu cuidado,
en lo que vale tras la orilla
de tu sigilo,
tras el velo que oculta
la esplendencia de tu amparo.

Pude verte y también tú,
los obstáculos perecieron
en el trazo de lo súbito.

Vaya quimera, vaya luz,
vaya certeza,
vaya osadía
para el anhelo de

nuestro pulso.

lunes, 22 de julio de 2013

Lo definitivo en la espera



Cuerpo: lo latente entre lo
sublime y lo ambiguo,
entre lo sutil y la nada
lo hecho y no:
suspenso entre lo que podría ser
y lo que no es.
No hay palabras que hallen
El hilo aparente del esplender,
Aquel que nos trama en su
cópula de dios aun sin brillar.

Conjunción en espejo que arroja
rastros de reflejo en distorsión,
reproducción del tiempo
que aúna a medias
horadadas certezas,
trama del sentido en dislocación,
forma de lo premeditado en marco
de aparente nulo.

¿Madurarán las catapultas del instinto?
¿A qué quimérico ocultismo
nos arrojarán?
¿O todo acto de maduración
es rótulo sin clave,
extremo de una iluminación
que no apunta a vislumbrar
el primer preludio?

Trama del interrogante
en velo que afecta el sentido,
cuerpo anejo entre luces y sombras,
entre formas de enigmas propio
aun sin derogar.

¿Qué larga intermitencia
crece por fuera de lo definitivo?
¿O es la espera el final de todo paso?

Un artilugio de nuestro andar
se teje en el vaivén de la deriva,
Cuerpo que se define y no:
ser
yo,
abierto
fe
enigma
¿o, pueriles, solo apogeos sin sendero?
Dios
¿Qué se construye en la palabra dios?
¿O decir dios desde lo humano no es
nombrarlo, es solo construir
el polvo de su apariencia
donde la palabra se habita a ciegas?

Cuerpo: lo latente entre lo
sublime y lo ambiguo,
¿una nada a la espera
de comprender que el buscar
termina puntualmente en esa espera?


domingo, 14 de julio de 2013

Claroscuro

Como siempre
claroscuro,
Látigo de amiento
Entre renuncias
De fulgor y
Deseos que no ceden.

Como siempre
El incesante, añejo
Inveterado claroscuro,
El refugio birlado del
Cuerpo entre la
Paternidad de desvalidos
E inclaudicalbes sentidos.

Claroscuro:
Pulso,
Arena,
Latido y
Ocaso;
La pauta del hueco
Y lo vivo de frente
¿Qué perjuro
Volátil rotula
El vaivén de este contrapunto?
¿Qué viene y va por la huella
Del neutro?

Claro y oscuro,
Luces y sombras.
¿Qué agria verdad
Bobeda el vamos de la contradicción?

Claroscuro,
Un prender y apagarse
Entre cargas de hospicio
Y valimientos de infancia,
Entre sudor de clavario
Y glorias de niño.

Claroscuro
Luces y sombras,
Arena y latido,
El hueco y la huella.
Por qué hilo de dios
Sin fe vamos cayendo?
¿Por qué todo anzuelo de luz
Suena a  encrucijada?
Cíclico claroscuro:
La niebla es espesa
En trámites de horizonte.