miércoles, 4 de septiembre de 2013

Encontrarse en poema



He encontrado el poema
girando entre el estrépito y la luz
de la voz.
Fue a la hora del silencio encarnado,
entre charcos y metas varadas,
en donde la expectativa se
vuelve incierta y real.

En el tumulto del atragantamiento
de la vida, entre clavos añejos
y porfiados latidos,
entre orbitas de ensombrecidos
estrechos y reales arroyos de paso.

He encontrado el poema
entre la larga y dolorosa
ida de un nombre; también
entre otros que se abren
como empuje y sentido.

Revolviendo velos,
cactus de adentro;
por la obra del largo mirar
que acumula a la vez susurros y caída,
la bruma y el verde tallo.

Armando el boceto abstracto
muralla adentro, su hilo que
resopla en péndulo
afirmación y vacío.

En el ladrido
de lo que fue pétalo,
en la mordedura de
desamparo devenida
desde lo que amé
he encontrado el poema;
entre vallas de largas sombras
y el polvo mordido de cada caída.

Ambajes en palabras
de diafanidad y oscuras
adargas, forjadas
con x y el centro,
con niebla
y destellos de grata
perdurabilidad.

Con rima y ser,
anclado en la
pátina del sempiterno
efecto me ha encontrado
el poema.
Con su depuración de amparo y parálisis:
cocktail de dignidad
donde muero y vivo,
aunque siempre intentando la estética,
¡Siempre!

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