sábado, 7 de septiembre de 2013

Latido



Brota, vegeta,
semilla y a veces
roca.
Estiércol, sombra
Y luz compiten
en el círculo de este
indecible matiz,
paisaje conforme entre
la valla de arena y el
fijo enfoque del insistente pálpito,
aquel que sigue en juego
por el rigor infalible de
su efecto de color a corazonada.

(Aunque lo oscuro crece hoy)

El pecho siempre el la chance,
ante el llamado hipnótico y frío
de la afamada sobrevivencia,
el pecho siempre es seguro.
Ante el viejo entorno de dados,
de jeroglíficos de camino,
es el latido quien marca
El peso del paso, es quien rompe
Con la inmolación a cuestas
de impulso y decisión.

(Aunque lo oscuro crece hoy)

El latido… Ante el crac visto del vilo de temer
Y la manoseada estética presente, el latido es
El hilo en la rosca del ahora que no cierra.

Cuijas de sienes, brotes de mármol,
La holgada veta de lo intrépido de la cáscara;
El ya transita entre tumbas de ser
Y lagos de serpiente, entre costras de billetes
Y un largo croquis de ranqueantes prejuicios.
En contraste, el latido; ante el rodeo de canalla
global, persiste el color a corazonada.
Clave en el río de la bruma y la decadencia.

(Aunque lo oscuro crece hoy)

Tallo y viento masacrados,
La raíz del todo tocando lodo;
visibilizar la mínima brisa
del pecho es hoy lo hondo,
armar barrios de sangre
entre largos pueblos de la herrumbre.

(Aunque lo oscuro crece hoy)


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