Dar el
salto,
Cambiar
la escena,
Romper con
este ritmo
Intratable
de off perturbado,
De vacío
de patio de fe.
Dar el
puñal a este vaho
De amasijo
de cólera,
De búsqueda
cuerpo a cuerpo
Del inhallable
equilibrio.
En los
días de inercia y
Encajada
mugre hay que
Arrasar
con los acuerdos
Del desastre,
con el hedor
Que rumia
en los papeles
Del adentro
y del afuera.
Abrirse
al perdón,
Avanzar
con luz sobre
El óxido
de la sangre,
Mirarse
al espejo y buscarse
El verdugo,
el espectro
De la
falla,
La alta
máscara añejada:
Parálisis
asentado en la
Clave del
desnudo.
Dar el
salto,
Lamer la
costra del ojo,
Abrir la
visión y ver por
Dónde viene
la tierrita,
La agria
legión de estatuas de polvo.
El hambre
del poema proveerá,
Dirá la
piedra incrustada
O la
hará metáfora,
Desoirá
el diamante
Del horror
y escuchará la raíz
Entre
girones de la duda.
En días
de inercia
Será el
poema el salto
Entre
la asfixia, la palabra
Que me
escuche en intersticios
De interrogación,
Será la
semilla…
La semilla
del trazo
En la x
del rostro adentro.
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