A
Julián, dueño de este título y centro de este grupo.
Resonar
en grupo,
perlar
la laboriosa memoria
de
las largas noches de
palabras
de alambre
y
jugados latires,
aquellos
de verdes hábitos
hilvanando
entre tumbas y son
el
crudo flash del enigma.
Rodeados
ya con una repasada
alianza.
No fingimos el venturoso
círculo
común que depura y repara
la
bruma y la escoria, cofre de
complicidad
que esfuma la triza,
que
forja el afortunado
hilo
de parámetros
donde
comulgar.
Retumbando
entre pares
por
el ovillo largo de la duda,
encontrados
en compañía por
la
larga patina de efectos y sentidos,
aquellos
que vienen podridos o claves,
limpios
o duros, como vaho o sobrada claridad.
Cara
a cara, paleando hogueras
y
sentencias que nos marcan,
armando
las formas que descubren
el
buen costado de la vida.
Sosteniendo
el gesto perdurable,
las
miradas de encuentro
entre
tejidos de pavores
emanados
desde la realidad,
resonando
en diáfano por el
humus
del camino.
Así
el armado de este grupo,
colectivo
de semilla donde
siempre
florecemos,
el
intento del paso
Entre
suburbios del abismo.
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