lunes, 22 de julio de 2013

Lo definitivo en la espera



Cuerpo: lo latente entre lo
sublime y lo ambiguo,
entre lo sutil y la nada
lo hecho y no:
suspenso entre lo que podría ser
y lo que no es.
No hay palabras que hallen
El hilo aparente del esplender,
Aquel que nos trama en su
cópula de dios aun sin brillar.

Conjunción en espejo que arroja
rastros de reflejo en distorsión,
reproducción del tiempo
que aúna a medias
horadadas certezas,
trama del sentido en dislocación,
forma de lo premeditado en marco
de aparente nulo.

¿Madurarán las catapultas del instinto?
¿A qué quimérico ocultismo
nos arrojarán?
¿O todo acto de maduración
es rótulo sin clave,
extremo de una iluminación
que no apunta a vislumbrar
el primer preludio?

Trama del interrogante
en velo que afecta el sentido,
cuerpo anejo entre luces y sombras,
entre formas de enigmas propio
aun sin derogar.

¿Qué larga intermitencia
crece por fuera de lo definitivo?
¿O es la espera el final de todo paso?

Un artilugio de nuestro andar
se teje en el vaivén de la deriva,
Cuerpo que se define y no:
ser
yo,
abierto
fe
enigma
¿o, pueriles, solo apogeos sin sendero?
Dios
¿Qué se construye en la palabra dios?
¿O decir dios desde lo humano no es
nombrarlo, es solo construir
el polvo de su apariencia
donde la palabra se habita a ciegas?

Cuerpo: lo latente entre lo
sublime y lo ambiguo,
¿una nada a la espera
de comprender que el buscar
termina puntualmente en esa espera?


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