A mi
amigo Iván, poesía viva, en movimiento.
Es tan
pequeña y sin embargo
cabe más
que un mundo,
un entero
mundo que evoca
La producción
de todos nuestros
posibles.
Se añeja
en lo que en lo que nos pertenece,
cita de
luz y sombra en cada una de
nuestras
claves.
La poesía
es el impacto
de una
clarividencia
encontrada,
galope que
se revela entre
los acentos
internos del pulso.
Un arresto
melódico,
un procedimiento
de acordes rítmicos;
la poesía
es
la mejor
canción
acompañando
el juego del lenguaje.
Es la palabra
siempre
de luz retenida.
fulgor
que ilumina
entre las
ligaduras del habla interior.
Una intimidad
súbita fijando
Inéditos
de pálpito,
revelando el histrionismo
De las
páginas de nuestro mejor sentido.
El poema
el oficio de la emoción,
recreando
lo que nos afirma y nos niega,
lo que
nos reúne en el espacio de verdad
de
todos, absolutamente todos
nuestros
contrapuntos.
A la
vez es escupitajo de arena y polvo,
el acto
del vomito que nos depura,
inclusive
lo que nos alza en voz
más
allá de nuestras
caídas y
huellas,
más allá
del camino que no nos dice
y del secreto de nuestro mejor amparo.
Acaso un
Tremendo sostén,
un hilo
memoria reconstruyendo
cada sentencia
sensible,
cada
dejo de libertad contra
los atentados
den “no”.
La poesía
es todos los acaso,
aquellos
que pujan el instante
hacia su
mejor opción.
Hija de
nuestro vuelo por decir
y ya
dicho.
Ala, árbol,
punto donde
en esencia el vacilar
se depura.
La poesía
esta entregada al porvenir,
y a
nuestra mejor historia.
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