Abruptos cimbronazos
de anhelos penetrantes.
Brebaje bestial
de lo erecto
súbitamente segregando
vértigo.
La deseo desde
una desconfiguración
viril irrefrenable, ajena,
que surte absorta
desde la fálica estola madre
de la sangre.
La deseo desde
el tuétano medular
del miembro purpureo
desde la errática distorsión
del enajenado órgano erguido,
La deseo hasta el límite
del entramado elemental
de la carne,
si, sólo hasta el sexo,
sólo hasta el eco final
del coito.
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