Nimio el latido.
Vaciado de luz
Un vestido de harapos
Y el atrevimiento, ahora,
En los engranajes de la noche,
De avezarse el ojo del corazón
A la copa.
Amansar las sienes del bombo
Con la bebida adormecedora
Del llanto esculpido perfecto
En tu mano.
De noche, el latido tenue
Arañando el vaso,
Olvidando el corazón
Los besos tuyos
Que me mandaron al brote de la sed.
Soy, mi destructora,
Socio vitalicio
en barras de tinieblas,
Hombre que espera la noche
Para ir bebiéndome tu olvido
Santiago
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