Es
necesario torcer la escala de lo que vemos,
Alguien cifra
la trama de terminales obsoletas,
Un largo
hilo de adargas en el vórtice del sentido.
Efecto de
cheque y humo,
de burilados
grises rampantes sobre el juego de la consciencia.
Hemos puntualizado
sembrar el ojo dormido en nuestro adentro:
Trampas del
ser entre trotiles de objetos de piedra y banquetes de vacio.
Un número
en la vidriera sin consuelo,
cifrados en
el cadena del invierno sin ética
somos el paisaje
sin fruto,
el bruto
temple del paredón que borra el engranaje del futuro
¿Dónde va
el hombre creyendo acaparar la medida de su deseo?
A la pesca
del asco y la ansiedad, a la gran obra de la horca del consumo..
Tramamos anestésicos
el rigor de nuestro individualismo:
murallas de
pavor entre halos del flamante precipicio.
Es el la
epidemia del agudo dominio,
El sótano
de llegar a ser frío de una flota señorial.
Yo, yo, yo,
yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo
de rodillas
el animal pudre su cabeza en el azote
de la
inercia.
Es la
velocidad de las corpo, el guante blanco
enhebrando jaulas
de la nueva arena.
Plomo, yo, yo,
yo, yo, más plomo,
Yo,yo y yo.
El trapo de
la deslealtad martilla su ancla
en la
semilla de nuestro vuelo.
Está instalado
el rigor de la lágrima,
El monstruo
del billete es el que maneja los dados.
Se volverán
surcos del abismo nuestros dioses,
desastre del
sujeto veloz en ríos de fuga.
Honda es la
obra completa del desastre.
Y yo me
quedo en casa,
arriba de
las pautas de un vértigo cósmico,
en la aguja
de la encrucijada,
en una
multitud de silencio
que son
flores en comparación
con el
registro inerte de lo ajeno.
No hay que ir
de prisa ante la idiota fauna.
La carnicería
del desierto mide con el rumbo de su filo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario