miércoles, 20 de mayo de 2009

Qué más?


Y qué más!?
¿Qué más que
atardecer en la movilidad de tus
brotes crecientes, en tu
pleamar de matices etéreos?

¡Que más que atardecer
en la escultura intacta de tu paño
de alba,
sin el ruido de los hombres.
Olvidando totalmente los presagios
de torrenciales muros vacíos,
olvidando el cofre de cenizas del pasado?.

¿Que más que atardecer en tu isla de flores,
abrazando el silencio de tu luz,
sin evaluar las ausencias que duelen,
desdeñando las jornadas de desgarrados precipicio
de niebla?.

¿Que más que atardecer contigo
con la certeza de haber perdido el miedo a ser dos.
De haber perdido el miedo a amar sin rebrotes furtivos de sombras?

Atardecer contigo, pequeñísima dama.
Atardecer en la inmovilidad de tu belleza,
En tus vísceras de melodía de umbral.
Atardecer con la certeza de haber preñado
La rivera de mi corazón con la melodía
de tu latido abierto:
único centro de verdad en cada uno de mis días.
Santiago

martes, 19 de mayo de 2009

A Juana, a su luz piel adentro



Y con su diáfana fragilidad
Esculpe márgenes
Fuera de esta tierra;
Y allí se gesta, se gesta
El camino hacia la pericia
Que constata que hay un después
Del celeste,
Que hay después de los poros del cielo,
Un inédito, un inasible sendero
Donde se sientan los colores a
Planear el próximo arco iris.
Allí es el principio,
El principio de la cascada donde nace la luz,
Es la senda ancestral, es el viaducto
Directo hacia el molde primigenio de
Los cordeles que guardan el sentido
Secreto de las estrellas.
Es el nuevo margen,
El paradigmático lugar de paraísos cíclicos
Que inclaudicables embalsaman a los ojos
En el resplandor eterno
Si!, es en los anaqueles de su fragilidad
Donde danzan fragores de follajes estetas,
Si!, es en su cofre sienes adentro
Donde habita la sustancia inicial
Que motoriza la génesis de la sonrisa.
Allí me adentro, y con
alas de manantial
vago en los lazos indelebles,
En la maraña armonil donde se entretejen
Calmos, incognoscibles
Vientos que en popa me llevan
Al ombligo exacto del éxtasis,
A la tierra de caricias sin intemperie.
Allí me sumerjo:
En su fragilidad,
Donde su luz desparramada
Va enraizando ciclos interminables de fulgor,
Donde su corazón sin piel va anidando
Latidos sin topes de éter,
Sin condena de pulsiones fosforescas.
Santiago

jueves, 14 de mayo de 2009

sábado, 9 de mayo de 2009

Otra vez caricia de paloma


Y otra vez derruiste
La batahola inenarrable de lo tieso.

Con tu enjambre duro y compacto
De caricia de paloma
Divorciásteme del cúmulo de niebla,
Del montículo de desnuda catástrofe.

Y otra vez me difuminaste las espantura
Petrificada de la obcecada ráfaga de bruma correlatada,
De la in orbitada zarza vitalicia de sienes de lanza apagada,

Y otra vez!
Otra vez estuve dentro de tu tremolante fogón de fuego
Reverdecido de mariposa acorazada,

Otra vez junto
al Arpegio de tu Ala de rocío púrpura,
De tu Preñez de pálpito de luz esbelta.

Si! Otra vez fui magma de vehemencia ardorosamente no mutilada
fuíseme balada de porfía de huesos llenos de umbrales
Ante este mundo curda,
Ante este mundo de matriz de musa perdida

lunes, 4 de mayo de 2009

Demago-fálico


Y hay una cuenca
Inflamada
De
Mirtos
Llameantes,
Una exaltación
Del cauce
De
La
Cópula
Carnal,
Un ardor
En el
Timbal
Que penetra hay!.

Yo te lo ofrezco.
Te ofrezco la punta vibrátil de perennes paraísos
Con colores correlatados de frenesí abrupto,
Te ofrezco la furia del éxtasis hervorosamente desentrañado
Y el deseo inasible de mi flujo que quiere
Frotar las
Fauces
De tu inhóspito
Centelleo
Orgásmico.
Oh si!
Te ofrezco mi incorruptible
Ansia de fuego penetrante
Con flameos
Torrenciales
De aullidos erectos,
Aunque luego, por la mañana,
Sólo quede el eco
Del falo
Vomitando una
Promesa muerta.
Santiago