martes, 19 de mayo de 2009

A Juana, a su luz piel adentro



Y con su diáfana fragilidad
Esculpe márgenes
Fuera de esta tierra;
Y allí se gesta, se gesta
El camino hacia la pericia
Que constata que hay un después
Del celeste,
Que hay después de los poros del cielo,
Un inédito, un inasible sendero
Donde se sientan los colores a
Planear el próximo arco iris.
Allí es el principio,
El principio de la cascada donde nace la luz,
Es la senda ancestral, es el viaducto
Directo hacia el molde primigenio de
Los cordeles que guardan el sentido
Secreto de las estrellas.
Es el nuevo margen,
El paradigmático lugar de paraísos cíclicos
Que inclaudicables embalsaman a los ojos
En el resplandor eterno
Si!, es en los anaqueles de su fragilidad
Donde danzan fragores de follajes estetas,
Si!, es en su cofre sienes adentro
Donde habita la sustancia inicial
Que motoriza la génesis de la sonrisa.
Allí me adentro, y con
alas de manantial
vago en los lazos indelebles,
En la maraña armonil donde se entretejen
Calmos, incognoscibles
Vientos que en popa me llevan
Al ombligo exacto del éxtasis,
A la tierra de caricias sin intemperie.
Allí me sumerjo:
En su fragilidad,
Donde su luz desparramada
Va enraizando ciclos interminables de fulgor,
Donde su corazón sin piel va anidando
Latidos sin topes de éter,
Sin condena de pulsiones fosforescas.
Santiago

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