A Paula
Pude saberte desnuda,
verte clara en el cristal
de la noche que no miente;
abierta en tu nido de coraje,
en el hilo de fragor que te evoca
y reconstruye cierta, definitiva.
Noche de fábula entre
fulgores de cánones ilesos;
de manos exhaustivas
sobre pieles en vaivén
de verso absorto.
Noche sin obstáculos de pecho
entre ritos claves de sed
y corazones al ritmo
de lo perplejo.
Noche de hervores, de frutos
de furia entre acordes de labios
tocándose en el vuelo de su musa.
Puede verte, saberte
en lo letal luego de tu cuidado,
en lo que vale tras la orilla
de tu sigilo,
tras el velo que oculta
la esplendencia de tu amparo.
Pude verte y también tú,
los obstáculos perecieron
en el trazo de lo súbito.
Vaya quimera, vaya luz,
vaya certeza,
vaya osadía
para el anhelo de
nuestro pulso.