Sonrisa estoica
Es cierto, hay hambre
Hay mareo,
Hay desesperación,
Seguramente la eficacia
De las ratas voraces disfrazadas
De progreso han dado un nuevo paso
Y la métrica exacta de la
Resignación apunta feo.
Se nota en la habitación
La suma irrefrenable de
Saturninas sombras consuetudinarias
Y el olor a acumulado a soledad rancia,
Es cierto, es cierto...
Sin embargo
Ni el barro de los días,
Ni la lima del tiempo,
Ni la sordina conspirativa
De la codicia pandémica,
Ni las calaveras amontonadas
En la mesa vacía
Han podido siquiera
Rosar la estola umbilical
De mi sonrisa estoica,
Ajena a toda la mierda,
Incorruptible, implicita;
Tatuada como mueca universal,
Creciendo, imparable, infranqueable;
Siquiera han podido rosar
La institución de mi dicha
Que es natural, que es esencial,
Que es divina, que es inmodificable.
Pero es cierto, indefectiblemente
Las ratas del progreso carcomiendo
la convicción y la inocencia
han dado un nuevo paso,
Pues hay hambre, hay mareo,
Hay desesperación,
Hay sombras nuevas,
Soledad creciente
Y calaveras repetidas en la mesa,
Pero es sólo eso:
Sólo el siniestro cáncer del desorden
Que se cuela,
Nada más,
Nada más que ese pequeñez exigua
Que poco puede hacer
Frente a mi risa perfecta,
Universal mente exacta,
Abarcatívamente insondable,
Cíclicamente inviolable.
Frente a mi risa de canto acumulado,
De todo el canto cósmico acumulado.
.....................................
Las cadenas del lenguaje
Si pudiera mostrar
en el decir anque sea
la mitad de la flor
que en mí me habla,
el mundo sería un juego
de lenguajes de pétalos interminables.
Y si pudiera mostrar
en el decir el hablar de
mi flor completa
el mundo ya no sería mundo,
sino
la belleza innominable de
mi jardín interior.
Santiago
Y sobre todo mirar con inocencia, como si nada pasara, lo cual es cierto. Alejandra Pizarnik
viernes, 30 de octubre de 2009
miércoles, 28 de octubre de 2009
Espejismo cíclico 2
Lo que carcome
es la permanencia del ser
en el tatuaje comprimido
del aire desasido,
en la petrificación
del feto desabrido
que escupió la vulva frígida del origen.
Lo que carcome
es el olor rancio a esperma muerto
que viene desde la puerta de la historicidad,
desde el infecundo vientre primigenio.
El hilo hueco
de la ironía fundacional
escupió la codicia del
diente primero hacia
el lóbulo orbital
de la carne vacía,
hacia la unicidad irreversible
del gran hueso acumulado.
Por inercia, por naturaleza
comemos del revuelto alógico
y escupimos-siempre- calaveras mudas
de puertas cerradas,
aglomerados crispados de
luces asexuadas,
esencias simbólicas de
luciérnagas esqueléticas.
La lija del azar arremolina
esquirlas nebulosas de
montes obscuros,
la mancha medular
no suelta el velo:
velo labrado de cercos
de sombras troncales, inamovibles.
Mancha primera como
escudo mudo hasta el hartazgo,
péndulo de mancha
donde estamos perdidos,
perdidos para siempre
en el centro de su hermetismo,
en el trazo riguroso
de su siniestra mudez cíclica.
Santiago
es la permanencia del ser
en el tatuaje comprimido
del aire desasido,
en la petrificación
del feto desabrido
que escupió la vulva frígida del origen.
Lo que carcome
es el olor rancio a esperma muerto
que viene desde la puerta de la historicidad,
desde el infecundo vientre primigenio.
El hilo hueco
de la ironía fundacional
escupió la codicia del
diente primero hacia
el lóbulo orbital
de la carne vacía,
hacia la unicidad irreversible
del gran hueso acumulado.
Por inercia, por naturaleza
comemos del revuelto alógico
y escupimos-siempre- calaveras mudas
de puertas cerradas,
aglomerados crispados de
luces asexuadas,
esencias simbólicas de
luciérnagas esqueléticas.
La lija del azar arremolina
esquirlas nebulosas de
montes obscuros,
la mancha medular
no suelta el velo:
velo labrado de cercos
de sombras troncales, inamovibles.
Mancha primera como
escudo mudo hasta el hartazgo,
péndulo de mancha
donde estamos perdidos,
perdidos para siempre
en el centro de su hermetismo,
en el trazo riguroso
de su siniestra mudez cíclica.
Santiago
jueves, 22 de octubre de 2009
El cuarto no contaminado
Corre el oxigeno vivo
En las bocanadas rítmicas
De tabaco cálido.
Las sonrisas desatadas
Se tocan en el cuarto de corola;
Sonrisas hilvanando
La honda autenticidad
De la huella fraterna,
Reunidas bocas inocentes
Besando los labios
Cómplices del vino,
Depurando los símbolos espesos
Del barro del día.
De una punta a la otra del cuarto
Se siente la protección envolvente
De los rostros desnudos de simpleza,
Unívocos de ternura genuína;
Rostros de nítida luz,
De táctil clarividencia tatuada, inviolable;
Rostros sueltos de certeza de abrazo,
De abrazo compacto, seguro.
En si el cuarto de corola es joven, es cierto,
Pero la raíz de sus cimientos
Es la prolongación de generosidad antigua
Que habita en las entrañas de su mentor,
Del poeta inclasificable,
Del poeta de espíritu entero, incorruptible.
El cuarto tiene la forma
De su abrazo abierto,
El cuarto nos espera siempre
Como él también lo hace.
El cuarto es, para que se entienda,
La simetría exacta de su esencia noble,
De su esencia rebasada de vida.
Cada tanto allí nos reunimos,
Cada tanto tenemos la sensación
De estar salvados,
De que ya nada puede lacerarnos,
De que los años volteados ya no existen
De que el aturdimiento es una metáfora muerta,
Un símbolo acéfalo, desconocido.
Cada tanto nos juntamos allí
A sentir el vapor de nuestros propios
Valores inalienables, difíciles de llevar
Pero, al fin y al cabo, inclaudicables;
A sentir la consonancia
Exacta de la vida viva,
A contemplar su vestigio
De aura intangible.
Siempre esperamos
Que llegue la hora del cuarto,
La hora del vino suelto,
De las palabras verdaderas,
La hora de soñar
Con caminos puros,
De hilvanar imposibles mundos ideales,
Mundos de remansos claros,
De destinos de remansos apacibles.
Siempre esperamos
Que llegue la hora del cuarto,
La hora de compartir
La autenticidad de nosotros mismos,
La hora encendida,
La hora correcta,
La hora sagrada,
La hora perfecta.
La hora de nosostros,
De nosotros
Salvándonos del mundo.
Santiago
En las bocanadas rítmicas
De tabaco cálido.
Las sonrisas desatadas
Se tocan en el cuarto de corola;
Sonrisas hilvanando
La honda autenticidad
De la huella fraterna,
Reunidas bocas inocentes
Besando los labios
Cómplices del vino,
Depurando los símbolos espesos
Del barro del día.
De una punta a la otra del cuarto
Se siente la protección envolvente
De los rostros desnudos de simpleza,
Unívocos de ternura genuína;
Rostros de nítida luz,
De táctil clarividencia tatuada, inviolable;
Rostros sueltos de certeza de abrazo,
De abrazo compacto, seguro.
En si el cuarto de corola es joven, es cierto,
Pero la raíz de sus cimientos
Es la prolongación de generosidad antigua
Que habita en las entrañas de su mentor,
Del poeta inclasificable,
Del poeta de espíritu entero, incorruptible.
El cuarto tiene la forma
De su abrazo abierto,
El cuarto nos espera siempre
Como él también lo hace.
El cuarto es, para que se entienda,
La simetría exacta de su esencia noble,
De su esencia rebasada de vida.
Cada tanto allí nos reunimos,
Cada tanto tenemos la sensación
De estar salvados,
De que ya nada puede lacerarnos,
De que los años volteados ya no existen
De que el aturdimiento es una metáfora muerta,
Un símbolo acéfalo, desconocido.
Cada tanto nos juntamos allí
A sentir el vapor de nuestros propios
Valores inalienables, difíciles de llevar
Pero, al fin y al cabo, inclaudicables;
A sentir la consonancia
Exacta de la vida viva,
A contemplar su vestigio
De aura intangible.
Siempre esperamos
Que llegue la hora del cuarto,
La hora del vino suelto,
De las palabras verdaderas,
La hora de soñar
Con caminos puros,
De hilvanar imposibles mundos ideales,
Mundos de remansos claros,
De destinos de remansos apacibles.
Siempre esperamos
Que llegue la hora del cuarto,
La hora de compartir
La autenticidad de nosotros mismos,
La hora encendida,
La hora correcta,
La hora sagrada,
La hora perfecta.
La hora de nosostros,
De nosotros
Salvándonos del mundo.
Santiago
miércoles, 21 de octubre de 2009
Espejismo cíclico
Fundamento abandonado
En el legado desapareciendo,
En el centro inmemorial
De la volatilización inminente.
La aguja irreversible segundea la unanimidad del eco abstracto. La conflagración del eje originario escupe la geometría estéril de la acefalía uniforme. La fisicidad de la orbe tiene voz de engranaje desmembrado, rostro de escollo fisurado en la hilaridad extraviada del abismo.
Somos masa
Abandonada
Caminando hacia
El legado inexistente
De la huida,
Neutralidad en desuso
Avanzando hacia
El archivo del vacío,
Hacia la asfixia crispada
Del espacio desfondado.
Atados, al unísono, a la cáscara finita del sentido absurdo. ¿Quién nos ahorca despacio en la soga acalambrada del aire inanimado? Soga simbólica de silencio rancio de púas, Soga atemporal de cuchillo alzado aleteando el filo. Naturaleza madrugada de horca de lepra correlatada . Horca sin fisuras en su eficacia de empujar a la carne hacia el horizonte de la boca de muro.
Lo que carcome aquí es estar encerrado en este cerco de calaveras de ojos chorreados de ceniza de flor, es habitar en este océano de latigazos de lengua de hoguera, es estar en este resquicio olvidado de brasa calculada, cálculo de fuego de diente certero.
Lo que carcome aquí, en esta rosca indefinida de descuajeringada sincronización terrestre, es saber que el espejismo es cíclico.
Santiago
En el legado desapareciendo,
En el centro inmemorial
De la volatilización inminente.
La aguja irreversible segundea la unanimidad del eco abstracto. La conflagración del eje originario escupe la geometría estéril de la acefalía uniforme. La fisicidad de la orbe tiene voz de engranaje desmembrado, rostro de escollo fisurado en la hilaridad extraviada del abismo.
Somos masa
Abandonada
Caminando hacia
El legado inexistente
De la huida,
Neutralidad en desuso
Avanzando hacia
El archivo del vacío,
Hacia la asfixia crispada
Del espacio desfondado.
Atados, al unísono, a la cáscara finita del sentido absurdo. ¿Quién nos ahorca despacio en la soga acalambrada del aire inanimado? Soga simbólica de silencio rancio de púas, Soga atemporal de cuchillo alzado aleteando el filo. Naturaleza madrugada de horca de lepra correlatada . Horca sin fisuras en su eficacia de empujar a la carne hacia el horizonte de la boca de muro.
Lo que carcome aquí es estar encerrado en este cerco de calaveras de ojos chorreados de ceniza de flor, es habitar en este océano de latigazos de lengua de hoguera, es estar en este resquicio olvidado de brasa calculada, cálculo de fuego de diente certero.
Lo que carcome aquí, en esta rosca indefinida de descuajeringada sincronización terrestre, es saber que el espejismo es cíclico.
Santiago
jueves, 15 de octubre de 2009
Melodía fofa
Eran los vestigios de mi clave central los que se difuminaban como patada de espacio vacío. Recuerdo los pasos de amnesia sólida chocando contra el letargo repetido del muro en perspectiva claustrofobica.
Habitando en la clausura de lo sórdido, andaba. Armonía de lo blanco cansado en el labio vomitado de palabras hueras
Camino de llanura enlutada en el descuajeringo de mi mismo. Ensimismamiento de féretro avanzando en el filo de Súbito gélido del día de pájaro ahogado de alas, en el día de consternación táctil de pueblada desterrada de sentido ¡¡vendaval de la materia al nódulo del ostracismo!!
Como decía capusotto, andaba ligero de casco, verborragia de neurona atascada en el nervio mudo de lo opaco, ramillete de pensamiento desperdigado en el habla de la transparencia ciega.
Caminaba adormecido en el arquetipo de mi defasaje mixto, aletargado en mi soliloquio de desperdicio bilingüe.
Ya no sentía los epiches del péndulo, no sentía el peso de su inconmovible formato aciago, ni su frondosa e indeleble corrida trágica, immutable.
Soy
Aguja
vaciada
en el soporte
del camino.
hora huerfana
postrada
en el reverso
cero
de la
memoria
terrestre.
A veces, ni la borra de uno mismo queda. A veces uno camina en el rotor volátil de la amnesia, en el seno de su propio oxigeno ahogado. A veces uno se distorsiona en su propio resquicio andrajoso y ya no queda como clave caminada, sino como paso trémulo en el horizonte desfondado del camino, como inconsonancia molesta en el centro medular de la forma, como melodía fofa en el concierto rasca de la existencia.
Sangentleman
Habitando en la clausura de lo sórdido, andaba. Armonía de lo blanco cansado en el labio vomitado de palabras hueras
Camino de llanura enlutada en el descuajeringo de mi mismo. Ensimismamiento de féretro avanzando en el filo de Súbito gélido del día de pájaro ahogado de alas, en el día de consternación táctil de pueblada desterrada de sentido ¡¡vendaval de la materia al nódulo del ostracismo!!
Como decía capusotto, andaba ligero de casco, verborragia de neurona atascada en el nervio mudo de lo opaco, ramillete de pensamiento desperdigado en el habla de la transparencia ciega.
Caminaba adormecido en el arquetipo de mi defasaje mixto, aletargado en mi soliloquio de desperdicio bilingüe.
Ya no sentía los epiches del péndulo, no sentía el peso de su inconmovible formato aciago, ni su frondosa e indeleble corrida trágica, immutable.
Soy
Aguja
vaciada
en el soporte
del camino.
hora huerfana
postrada
en el reverso
cero
de la
memoria
terrestre.
A veces, ni la borra de uno mismo queda. A veces uno camina en el rotor volátil de la amnesia, en el seno de su propio oxigeno ahogado. A veces uno se distorsiona en su propio resquicio andrajoso y ya no queda como clave caminada, sino como paso trémulo en el horizonte desfondado del camino, como inconsonancia molesta en el centro medular de la forma, como melodía fofa en el concierto rasca de la existencia.
Sangentleman
martes, 13 de octubre de 2009
Teoría doble
Teoria en desuso
En el discurso
De dios
Somos
la
Teoría
En
desuso.
Carne
gastada
En el
último
Resquicio
Del
cosmos
.............................
Mística teoría muda
El univoco
Del mundo
Se manifiesta
En formato
De
Intemperie.
Los arquetipos
Teóricos
Se
dislocan
En la ironía
Del
Tiempo,
En la matriz
Inclasificable
Del
Espacio
desfondado.
El tacto hermético
De la realidad
No
Otorga
Rasgos
de
Clarividencia
Estamos encerrados
En la teoría
De un
Dios
Que nos habla
En
Claves
mudas
Somos la voz
Ciega
hablandole
A
la sordera
cosmopolita.
Sangenlteman
En el discurso
De dios
Somos
la
Teoría
En
desuso.
Carne
gastada
En el
último
Resquicio
Del
cosmos
.............................
Mística teoría muda
El univoco
Del mundo
Se manifiesta
En formato
De
Intemperie.
Los arquetipos
Teóricos
Se
dislocan
En la ironía
Del
Tiempo,
En la matriz
Inclasificable
Del
Espacio
desfondado.
El tacto hermético
De la realidad
No
Otorga
Rasgos
de
Clarividencia
Estamos encerrados
En la teoría
De un
Dios
Que nos habla
En
Claves
mudas
Somos la voz
Ciega
hablandole
A
la sordera
cosmopolita.
Sangenlteman
Futurología
Aprieta
El mundo
Con sus
Brazos
De
Fuego.
Dedos
Terrestres
En forma
De horca.
Somos ancla
Inamovible
En la
Hoguera
Del
tiempo
Ceniza
Colgada
En la
Soga
Del
futuro.
Sangentleman
El mundo
Con sus
Brazos
De
Fuego.
Dedos
Terrestres
En forma
De horca.
Somos ancla
Inamovible
En la
Hoguera
Del
tiempo
Ceniza
Colgada
En la
Soga
Del
futuro.
Sangentleman
sábado, 10 de octubre de 2009
Para rodar
Perfiles en la tarde noche.
Corre el vino y todos nos sentimos
mejor
bajo el mismo fuego de siempre.
Borrachos idealistas.
Herejes donde ya no queda
herejía por hacer ,
funcionamos con temáticas
variadas.
Poseemos una credulidad pareja.
Religión dispuesta al hambre y
la intemperie metafísica ;
siempre que el vino
corra.
Ludovico Fonda
Corre el vino y todos nos sentimos
mejor
bajo el mismo fuego de siempre.
Borrachos idealistas.
Herejes donde ya no queda
herejía por hacer ,
funcionamos con temáticas
variadas.
Poseemos una credulidad pareja.
Religión dispuesta al hambre y
la intemperie metafísica ;
siempre que el vino
corra.
Ludovico Fonda
viernes, 9 de octubre de 2009
Hablando en flor (a Vanesa)
Habló el silencio
Mítico de la flor
Por el capullo de su piel.
Yo, con el oído de mi lengua,
Escuchaba el inefable
Sonido de su perfume.
San-gentleman
Mítico de la flor
Por el capullo de su piel.
Yo, con el oído de mi lengua,
Escuchaba el inefable
Sonido de su perfume.
San-gentleman
miércoles, 7 de octubre de 2009
Poemitas sueltos
Asfixia del ojo
Distorsión
Embutida
en el ojo
Clausurado
Se ancló
el nombre
del claustro
en el rótulo
de la mirada.
…………………
Podredumbre implícita
Se reveló
El nombre
De su fondo
Degradado
Mostró, por fin,
Embaucando
Su propia luz
Parida,
El sustrato
Elemental
De su niebla
Implícita.
El imprudente
Distorsión
Embutida
en el ojo
Clausurado
Se ancló
el nombre
del claustro
en el rótulo
de la mirada.
…………………
Podredumbre implícita
Se reveló
El nombre
De su fondo
Degradado
Mostró, por fin,
Embaucando
Su propia luz
Parida,
El sustrato
Elemental
De su niebla
Implícita.
El imprudente
martes, 6 de octubre de 2009
Ver lo ciego adentro
Trazo aunado
de la fragmentación
en el existir
del ojo
Todo visto desde
el univoco pináculo
de mi dislocación
cosmopolita
Desde la unicidad
de mi cimiento
imparido
Veo
Desde la coartada
Primigenia
De mi tragedia
implícita
Con la visión de quien ve
desde la fisura ocular
De la carne sin latidos.
El imprudente
de la fragmentación
en el existir
del ojo
Todo visto desde
el univoco pináculo
de mi dislocación
cosmopolita
Desde la unicidad
de mi cimiento
imparido
Veo
Desde la coartada
Primigenia
De mi tragedia
implícita
Con la visión de quien ve
desde la fisura ocular
De la carne sin latidos.
El imprudente
viernes, 2 de octubre de 2009
Cine
Persecución de agujas y ansiedades
plagadas de impuntualidad; círculo
pretencioso tratando de asir lo monstruoso,
lo deforme de puro infinito.
Me alejo y me ataco con la piedad de un cáncer fulminante,
para que la motivación diaria no se empaste
en la baba de la mentira. Y fracaso, y me arrojo
sobre la inercia,
la apuñalo
con el perfume bellamente corrosivo
de las promesas más altas que puede
parir la voluntad más ingenua.
Y me quedo con todo lo que no me pertenece,
con lo que nunca perteneció ni pertenecerá a nadie;
y lo organizo, lo fecho, lo persuado, y lo animo,
para después eyectarlo
en el aire intacto
y llamarlo: mi vida.
Y allá va, corre hasta la orilla del mismo río de sed
que nutre las venas
de tantos otros, y se pone a beber, tímida
y desesperada, la idéntica arena
que levanta muros
o sostiene jardines;
cuerpo entre cuerpos, palabra pegada
al lomo del absurdo.
Número rayando el abismo.
Mi vida. Viviendo de mi.
Traficando sentido
entre el espacio que dejan
el sonido y el golpe;
entre la ética de la mugre
y la estética de lo inmaculado.
Y es fabuloso como
se derrama sobre el tiempo
el cariño vetusto sabio criminal fastuoso exacto lírico seco
de los poetas y los dementes, los cansados y los emprendedores,
los lujuriosos y los célibes, los prosternados y los que saltan,
los muy callados y los muy felices con su lluvia verbal,
los que anotan todo en su piel y los que nada recuerdan,
los que ganan con desgano y los que pierden con entusiasmo;
todos de alguna u otra manera
empujando el carro inamovible
del mundo,
todos juntos tratando de alterar
la falla primaria,
aunque más no sea fallando
titánicamente
hasta borrar
cualquier herida
que oficie de ancla
del espíritu.
Y no.
Aunque sí.
Todo en este cine
es una
afirmación
mutilada.
La buena resignación
es ciencia de los dioses
más altos.
Ludovico Fonda
plagadas de impuntualidad; círculo
pretencioso tratando de asir lo monstruoso,
lo deforme de puro infinito.
Me alejo y me ataco con la piedad de un cáncer fulminante,
para que la motivación diaria no se empaste
en la baba de la mentira. Y fracaso, y me arrojo
sobre la inercia,
la apuñalo
con el perfume bellamente corrosivo
de las promesas más altas que puede
parir la voluntad más ingenua.
Y me quedo con todo lo que no me pertenece,
con lo que nunca perteneció ni pertenecerá a nadie;
y lo organizo, lo fecho, lo persuado, y lo animo,
para después eyectarlo
en el aire intacto
y llamarlo: mi vida.
Y allá va, corre hasta la orilla del mismo río de sed
que nutre las venas
de tantos otros, y se pone a beber, tímida
y desesperada, la idéntica arena
que levanta muros
o sostiene jardines;
cuerpo entre cuerpos, palabra pegada
al lomo del absurdo.
Número rayando el abismo.
Mi vida. Viviendo de mi.
Traficando sentido
entre el espacio que dejan
el sonido y el golpe;
entre la ética de la mugre
y la estética de lo inmaculado.
Y es fabuloso como
se derrama sobre el tiempo
el cariño vetusto sabio criminal fastuoso exacto lírico seco
de los poetas y los dementes, los cansados y los emprendedores,
los lujuriosos y los célibes, los prosternados y los que saltan,
los muy callados y los muy felices con su lluvia verbal,
los que anotan todo en su piel y los que nada recuerdan,
los que ganan con desgano y los que pierden con entusiasmo;
todos de alguna u otra manera
empujando el carro inamovible
del mundo,
todos juntos tratando de alterar
la falla primaria,
aunque más no sea fallando
titánicamente
hasta borrar
cualquier herida
que oficie de ancla
del espíritu.
Y no.
Aunque sí.
Todo en este cine
es una
afirmación
mutilada.
La buena resignación
es ciencia de los dioses
más altos.
Ludovico Fonda
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