Magamente con
el fragilísimo esplendor
de la gracia,
con enrumorada luz rotunda,
con el fulgor intemporal del augurio.
De primal verdor,
de su esplendecer rubicundo.
Te paseabas con afán secreto
del dorado júbilo.
Toda eras de infusión
reluciente de la plena perla,
eras la torsión ornamental
del secreto sentido,
el oro de su azul
completamente.