Es su rostro,
es el provoco-agobio
de su róstrico al trote
de narzo-borda tautológico,
de petulante-universalo de
simiesco ostentatorio.
Es su clárico-róstrico
de cizaño-cinísmo ya erosiono
de sardónicos jeroglíficos
ya deshilados, redondamente difuminos.
Es su simbólico rostro de permanentes
lanzos baladros huecos,
de bronco bajunos chirriños sonidos lanzos.
Es su róstrico de visible estrujado
vagueo blanco,
de perfecto axioma de
Debacle identitaria,
lo que lo vuelve paradigmático.
Si, es su rostro,
es su róstrico-tosco
de patentado badulaque;
es su siempre ceño apuntado
De virilidad agreste,
lo que llama la atención.
Su humeante róstrico de
neta conclusión
de
mácula
Un poema lúdico pero con un contenido interesante. ¡¡Bien, Santiago!! es la primera vez que ingreso a tu blog.
ResponderEliminarLo leeremos en el Taller.
gracias
Bertha