lunes, 29 de marzo de 2010

Cúmulo de poemitas

El poeta crea al lenguaje

Y el lenguaje al poeta.

El poeta y la palabra

Copulan en el centro

De la vitalidad engendrando

Alquímicos dialectos de luz,

Pariendo símbolos de la

Divinidad que nos trasciende.


El poeta y el lenguaje interrelacionados

Generan el eco dicho del canon

Que nos identifica,

La representación de la relación

Primitiva que nos mancomuna.


La interrelación divina del poeta

Con el primitivo dialecto de la vitalidad

Que nos trasciende revela el eco de la palabra

Que nos inicia,

El centro del símbolo que nos genera,

El alquímico nombre de luz

Que nos identifica.


El poeta y la palabra fusionados

Reencarnan la resonancia lírica

Del lenguaje del alma,

Recrean al unísono

Los acordes fibrilares

De la melodía autóctona

Que nos

Totaliza.



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¡Allí, allí!,

Entre la carne y la palabra,

Allí está

La fijación continua

Del defasaje,

Allí es donde me busca el poema,

En la significación total

Hecha sin asociaciones,

En la esencia de mi concepción

Construida no de respuestas sino

De preguntas cíclicas.



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Cuando se juntan

Amor, semen, sangre y fulgor

Es espíritu de la palabra

Es falo en la vulva

De la metáfora.



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Vístete para adentro

De desnudez

Y verás como

El espejo del aire

Refleja la inspiración

Continua de tu equilibrio

Perfecto.


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Las palabras aglomeradas

En la lanza del poema

Pueden atravesar por completo

La longitud perpetua

De lo indecible.


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Fue la abstracción del erotismo,

Fue ella quien salió

Desde lo autóctono del aire

Para tomar mi lengua

Y hacerse concreto de palabras,

Para sumarse como signo de inspiración

A las fuentes sensuales

Del lenguaje.


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La para siempre

Reencarnación

De tu olvido

En el renacer continuo

De las ruinas en las

Que en mí dejaste


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Todo lo visto en ti

Se parece

A una astilla

De fulgor

Clavada en el

Eternamente

Viniendo.


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Intuí mi espíritu

Y vislumbré

El más allá de nosotros

Que llevamos dentro

Haciéndonos en voz baja.


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Adentro todo

Es la belleza

De lo aún no dicho

Esperando ser nombrado

Por medio de la traducción

Visionaria de los sentidos

Del poema.


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Escribe, amigo.

Abre el canal

De la palabra

Para que la lengua

De la percepción

Innata inscriba en

La realidad la visión

Del más allá que llevamos

Dentro.


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Extraido de tiempo

De uso,

De memoria,

De época.

Extraído de ubicación,

De necedad,

De mí,

Así: cero en el cero,

Centro negro,

Muro blanco.

Nada de rojo carmesí

Ni ocho cuarto,

Núcleo ocre,

Peste de huesos,

Cabeza arrancada,

Lengua pulverizada

Y adentro cerrado,

Todo adentro enraizado

De cenizas y escombros,

Escombros cenizas y fuego,

Amnésico fuego

De carne quemada.


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Por tu centro

La materia en estado puro

Anterior a los opuestos.


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El todo se llena

Con el adentro

De luz viniendo

De cada naciendo.


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Los lazos de la liberación

Se encuentran cuando uno

Se sienta sobre sí mismo

A llenar el gatillo de la voz

Con el grito eufónico

De la autenticidad de la

Sangre.


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Los ojos que traducen

Adentro

Escriben con la

Percepción dialéctica

De los sentidos lanzados

Crudos

A la intemperie.


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Hasta que el tu y el yo

Se fusionen más allá

De la identidad,

Hasta que seamos

Uno desperdigado

En el centro sin nombre

De la transparencia.


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Todo es nada

Para ser llenado

Por el todo a la vez

Que somos.


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Adentro de la poesía

Está el lenguaje

Del universo

Esperando ser

Evidenciado.

Adentro de mí esta la poesía,

O sea el universo

En potencial evidencia,

O sea que en la punta se

Conglomera la

Ansiedad del

Absoluto.


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Se enlazará

El nosotros,

Se enlazará

Hasta hilvanar

El nombre total

Sin nombre.


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Cuando las manos

Del deseo se meten

En el canal de la lengua

Las palabras pintan en

El aire la esencia

De la sabia del fuego,

El impulso intempestivo

De su fragor

Natal.


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No hay muerte,

Sólo la esperanza

De la temporalidad

Eternamente

Renaciendo.


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Si te metes

Para adentro

Verás la autenticidad

De lo ileso,

Verás el blanco blando

De la desnudez invulnerable.


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Abrázate, hombre.

Abrázate hasta

Fusionarte contigo

Mismo,

Hasta transgredir

La brecha de todos

Los dobles que te separan,

Hasta hacer contacto

Directo con los

Brazos abiertos esperándote

De tu centro.


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Partí tras de mí

Con paciencia,

Sabía que un mundo

Entero

Nos separaba.


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Partió la música

Desde lo antes

Para llenar el todo

Con melodías de fusiones

De colores,

Fusión de claridad

Cantada sólo

Por el éxtasis

Innato del aire.


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Adentro de la materia

Está la mancomunión

De sonidos del absoluto,

La melodía equilibrada

De la licuefacción

de las fronteras.


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Busca el paradigma

Del éxtasis en el atajo

De la mujer,

En el más allá de su

Erotismo tangible.

martes, 9 de marzo de 2010

Griterío amorfo de animáculo

Hay que estirar, aumentar ¡proyectar!

La percepción táctil

De las falanges mandibulares

Hasta digitar en el decir

El halo de humo

Del embrionario código atomizado,

Hasta escupir de cuajo el reverbero ajetreado

De la borra implícita anterior a la boca.

Hay que depurar, si, hay

Que mejorar la traducción de la percepción de la voz

Hasta reducir a la lengua

La faz motora de la licuefacción volitiva,

Hasta revelar la in-traducción innata

De la ecléctica sonoridad animácula.

Hay que mejorar, si, hay

Que agudizar la percepción

De las falanges del decir de la voz de la palabra

Hasta traducir, finalmente, el rugido bestial

Del amorfo griterío adentro

Que nos silencia