domingo, 7 de febrero de 2010

Ahí están (Poesía de Ludovico Fonda)

Ahí están. Sentados sobre la víbora diaria, bufando

la oscura transparencia y el vaivén de lo que agobia. Hartos

de señalar la diferencia entre la generosidad y la rapiña.

Hartos.

Sobre sus cara han trazado una sonrisa heroica.

Hartos.

En sus manos hay armas más viejas que las palabras,

articulaciones que están a un paso de ser raíces;

mejor así, piensan los que mean desde las nubes;

mejor así.

¨ El pensamiento y la sensibilidad se han negado a si mismos,

estamos en el centro mismo del nihilismo ¨,

grita Berlioz apoyado sobre su báculo de cera hirviente.

Y ahí están. Ellos. Los sin nada. Cuajo desperdigado en el sótano de

la foja oficial. Tiritando por el calor de la infamia. Solos y en manada.

Odiando la poesía cobarde que los utiliza de detalle. Los cambia.

Los derrumba y los eleva a su antojo. Poesía de las ataduras.

En las pensiones del tiempo duerme su siesta cómplice

la inmunda solidaridad. Hongo del olvido.

Y ahí está la infancia. Ese nudo en la garganta que baja hasta el estómago

con flores y soledad inmensa, con dragones

y dulces que colman todas las expectativas de un día.¡ Un día, mi dios !

Una partícula de tiempo en la que el ser agota o expande las proporciones

del alma. Cayendo hacia el cielo, subiendo hasta la desolación,

mientras en la plaza grande da lecciones de realidad

la escarcha y la lluvia.

El olvido totémico, el cauce descolorido, la vanguardia hecha de harapos,

la moneda cayendo por la ranura de todos los hocicos finos, Marta y su olor

a limosna, Javier y su patriotismo armado con sables de paranoia, José

y su descanso inoportuno, Ángel y su mala leche, la paciencia y sus veinte puñaladas en el alma,

el miedo y su táctica, el reloj y su baba ;

Joaquín volvió a invertir en insomnios, la calesita está rota y gira como nunca,

el riesgo de llegar a lo deseado, la vida en bicicleta y el reptil

que jamás se toma vacaciones del sarcasmo, porque ese es su país,

su terruño.

Por eso ahí están. Hasta la mandíbula en el agua espesa de la espera.

Cantando el himno del surco en maridaje con la sal.

Página en blanco.

1 comentario:

  1. Algo que considero su constante, donde el artista siempre describe una realidad en torno al mundo natural:
    "mientras en la plaza grande da lecciones de realidad la escarcha y la lluvia.".

    Abrazo enorme, al imprudente y muchacho de los ojos alegres, el sabra...
    mester

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