miércoles, 26 de agosto de 2009

Devenir de raíz

Quién, de r-r-r-aiz, te genetizó
Tu aliento a
Luz lacerada
De vísceras?
Quién subyugó el cromo de tu pulsión
A la carencia
Ancestral del dogma?
Quién, con fantasmática finura, tatuó
La fisonomía
De
Tu
Sombra
Autóctona?
¡!Pero quién!!, quién te hizo unicidad
De tierra muerta
Naciendo en
La invención
Medular
De
Cada
Brote?

Alguien te invirtió el rotor de
Tu
Relumbre
Primigenia,
Con arritmia terminal alguien
Te susurró
En la
Nuca
Del
latido .

Puedes verte?
Ves el paradigma de tu transparencia exiliada?,
El nombre distorsionado de tu propio horizonte?
Puedes verte POBLANDO tu s-o-l-e-d-a-d con
Los espectros pálidos de tu
Propia esquizofrenia?.
Llegas a verte madurando
En el
Agónico
Gemido
De tu
Propio
Desierto?

Alguien, desde la verdad del origen,
Te mandó
Ya quebrada de DIOS.
Alguien, con gema de penumbra,
Te envió como
Materia
De
Desolación
Cíclica.
Ojala, por el bien de todos,
Que te desdentes en la potencialidad
De tu
Propia
Esencia.

domingo, 23 de agosto de 2009

Mi reflejo de ceguera abierta

Desde aquí,
desde el hundimiento táctil
de su mirada exiliada,
sólo véome a través
de mi reflejo de ceguera abierta.

Hoy la claridad se corrompió
desde el núcleo de su enfoque.

Hoy, desde aquí, desde el eco
de su luz letana,
arrastro mis horizontes mutilados
cantando melodías mudas
de penumbra agitada.



El Imprudente

viernes, 14 de agosto de 2009

Desde abajo del que me custodia en mí

Oh! Despertar sobrepasando
La altura inorbita del muro,
Hablando súbitamente con la
Rebelión idiomática de las vísceras.

Abruptamente abrir los ojos
Parafraseando el fragor inefable
De símbolos desmembrados,
Observando el rígido constructo
De mis cenagosos dogmas
Tácitamente fisurados.

Oh, Si! Despertarse escupiendo
Inasibles cimbronazos de
Descuartizadas estructuras,
Descubriendo el camino inédito
De mis horizontes sin cruces,
Sin raíces primigenias de penumbra.

Oh, si! hoy he despertado sin
El rancio sabor del que en mí me arroja
A la plenitud de este mundo
de matriz de luz lacerada,
He despertado sin aliento a mandato
Del que en mí me bebe

Hoy me he transfugado del otro
Lado del custodio de mi “yo” reprimido,
Y he podido observar el caos clarividente
Del núcleo de mi alma.

Oh, si!
hoy en sueños he vislumbrado el frenesí irrefrenable
De todos mis rostros pulsionales,

Hoy se me ha re-ve-la-do el secreto autóctono
De mi irrefrenable instinto originario:
Debo de anotarlo, pues este pinaculo de cosmo onírico
generalmente se vuelvenme abruptamente evanescente.


SANCHESTELMAN

jueves, 6 de agosto de 2009

Evidencia

Cimbronazo universal de evidencia de luz!
Transparencia de fulgor melódico!
Certeza de vértice para la dirección confusa del paso!
Oh!
Hoy se paró la oscilación volátil de la utopia letana.
Hoy todos las cosas se ven
Desde su origen inmaculado.
Hoy te siento en todo lo que veo,
Hoy te veo en todo lo que siento.

Repetición

!Malditas reglas de la pulsión!
Dictado por ellas sólo voy
del muro al vaso,
del vaso al muro.

lunes, 3 de agosto de 2009

Poesía

Alguien me dijo por ahi que la poesía es el intento más superficial de llamar la atención, y, por supuesto, sintiendome agredido, no me quedó otra que responderle con esta amalgama de concepciones ambiguas.De alguna manera tenía que defenderme, pues es para mi la poesía, aunque no tenga clara su definición, lo mas parecido al sentido.



LA POESÍA

El ritmo de la poesía surge del repiqueteo de nuestra impronta tatuada, del eco de la voz de los implícitos enigmas incrustados.
La poesía es la naturaleza propia que nos arrebata para, por medio del lenguaje, escupir su propia esencia, aunque este último-el lenguaje- nunca termine de definir esa inconsonante sonoridad salida de nuestros propios laterales inéditos, de ese resoplar pulsional lanzado desde nuestra más honda escala visceral.
Es así, a veces el lenguaje no alcanza para transcribir los ambages súbitos de nuestra dinámica volitiva y termina funcionando no como una revelación poética sino como una herramienta de opresión para el intento de expresión de nuestra propia naturaleza. O sea que a veces la poesía deja de ser poesía cuando empieza a ser poesía en el papel, porque en algunos casos la historicidad completa del lenguaje no alcanza a unificar expresivamente el contenido de nuestras intrínsecas esferas emocionales. Pero vayamos más lejos: aunque el lenguaje no alcance para figurar la poesía, es él quien sale enriquecido ¿por qué? Porque lo que intenta realizar la poesía es descifrar las propias vertientes de la naturaleza, y cuando lo logra, dado que la naturaleza es siempre campo abierto para nuevas invenciones, suma nuevos símbolos y conceptos a sus pilares.
Lo que quiero decir con esto es que, en determinadas ocasiones, no es el lenguaje quien hace a la poesía, sino la poesía quien hace al lenguaje. Por medio del verso -que es el idioma con que nos habla nuestra propia luz desde el hundimiento preverbal- no sólo se beneficia el soporte de la palabra sino la existencia por completo, que acorta u poco más su tan presente azarocidad.
La poesía renueva la lingüística con el idioma furtivo y vago del inconsciente, abre en sus paredes puertas hacia nuevos símbolos. Si revisamos a los grandes poetas como lo son Juan L Ortiz. Girondo, Saer, Perlongher, o Pizarnik (sin olvidarnos del señor Larroca) podremos dilucidar que el idioma del espíritu se cuela en la mente para que ésta, apabullada por las estocadas de una fuerza remota y poderosamente ambigua, tanto como frenética y excitante, obligue a la mano (sin lugar a queja alguna) a ir hacia la birome.
La gestación de nuevas estéticas aumenta la perspectiva de crecimiento de la ética, pues quien elaborar cosas bellas también intenta representar cierto grado de sensibilidad, y donde hay sensibilidad generalmente no aparecen las bajezas más grandes del hombre, que vendrían a ser el inverso de la ética. Delante de la sensibilidad el hombre remueve sus prefijadas estructuras y bastiones emocionales súbitamente y, casi de manera automática, empieza a observarse a sí mismo y a las cosas que lo rodean con mayor predisposición. Hasta el más turbio y hasta el más dogmático puede conmoverse y llegar hasta la más honda contradicción frente a una bella obra, pero alguien preguntara que relación tiene la poesía con todo esto, y digo que mucho, pues a mi entender la poesía es la mayor fuente de belleza porque el espíritu pulsional de ésta provee al poeta los secretos herméticos de nuestra autenticidad más originaria, que luego, transformadas en metáforas, conducen, iluminan y provocan -indefectiblemente- la evolución de todo el ser.
La metáforas reveladoras del lenguaje de la poesía desarrollan la verdadera función del arte, que es la de hacer volver al lector a éstas (a las frases reveladoras) una y otra vez con la misma perplejidad y sorpresa siempre, y en esa vuelta cíclica el hombre resuelve uno de sus mayores problemas, a saber: el de poner el maldito puto tiempo en algún lado.
Se podría decir, finalmente, que la poesía se encuentra cuando uno, por medio del lenguaje, trata de representar la naturaleza propia; naturaleza formada por nuestra propia subjetividad adherida y por la plasmación del afuera en nuestro adentro.
También se podría agregar que el verso se mantiene vivo cuando uno lo escribe con libertad absoluta y a esto se llega pensando que él no es importante para el reconocimiento del otro ni para pertenecer a algo, sino para acercarse más a uno mismo, para llegar al acercamiento de nuestros intersticios más fulgurantes y oscuros, que son los cimientos que toma el lenguaje para darle forma a la potencial abstracción de belleza y fealdad que tenemos dentro.
Por ultimo se podría decir que en el proceso de construcción de la poesía se encuentra uno con la magia de dejar todos los conflictos en suspenso; se encuentra un lugar de certidumbre y de interacción; se genera el encuentro con un lugar de apropiación y de indagación consigo mismo. Es por medio del verso que uno puede remover la caterva ancestral e ignota que tenemos detrás de la conciencia con el fin único de poder resguardarse de la propia superficialidad y duda que nos rasga al unísono.

Santiago