Voy a colgar lo
que no sé decir:
el espanto, la desidia
y el fulgor
entremezclados
en una trampa de
fe retrógrada,
a cuestas…
Como siempre la complejidad,
su frase austera de irónico dado.
Qué sur ni norte!
La vida trama en ocasiones el perfil
del espejismo,
su largo hilo de forma perdida.
Todo se vuelve pendiente.
¡Qué acuarela ni acuarela!
¡Qué frase desnuda de la boca!
Qué mañana ni alba!
Qué amor ni camino!
Se ve a veces por el lado
podrido de la existencia,
Por el croquis de su arte
de pérdida;
lo construido se vuelve espejismo
y toda compañía suena a noche,
a polvo y cuervo,
a la forma acabada de la cadena.
Yo soy una parte de tu isla,
la forma compartida de tu falla,
de tu huella desfondada,
de tu cuerpo de hostia machacada.
Soy como vos: la carne
pasajera entre tráfagos indómitos
de sensaciones,
la confusión exacta en el orden
del caos,
el impreciso cuerpo
buscando redención en
la larga pátina de la nada.
Solo un hombre entre sus propios baches,
equilibrio entre cúmulos de deseos
y largos símbolos de sempiternas frustraciones.